Reconstructivas

Es imposible hablar o asimilar la palabra “conciencia” cuando ya sabemos que la comprensión y sus procesos vienen sólo del conocimiento acumulado sobre algo que tuvimos que aprender.

Nuestras conductas de adultos tienen su yacimiento  un 95% en  todo lo aprendido a temprana edad. Lo llamamos -programaciones- y vienen dadas por cuatro pilares la familia, educación, cultura y religión que nos tocó. Creamos un filtro a través del cual vemos la realidad  y de allí vamos creando lo que creemos es nuestro destino. 

En un porcentaje inmenso lidiamos con las decisiones a partir de lo que hemos hecho conceptos e ideas, solo en las memorias resguardadas. Así nos sentimos dispuestos o en contra de mucho de lo que nos sucede.  Estamos privados en un 95% de saber quiénes somos gracias a las memorias y a la supervivencia.

La conciencia, por su parte, es algo sagrado, una inteligencia que habita en cada uno de nosotros y no está atrapada en las memorias. Del resto somos sólo memorias. 

Los procesos fisiológicos o psicológicos descansan sobre la memoria evolutiva, la memoria genética, la kármica, la consciente y hasta las memorias inconscientes.

¿Quiénes somos realmente entonces?”

• Solo memorias. 
• Seres humanos con un conocimiento limitado que nos ayuda de forma psicológica y fisiológica para lo básico. 
• Personas que luchan día a día con los demás porque lo que hemos aprendido creemos que es mejor que lo del otro. 
Lo que está dentro de la memoria es limitado. Son trincheras, marcas que limitan el espacio y el tiempo en nosotros. La conciencia entonces no está dominada por las memorias. Esta pasa a ser por consecuencia de lo realizado y no de lo que tenemos que comprender.
Entonces podemos hablar de que uno de los grandes sinónimos de memoria es supervivencia.
Lo que está fuera de mi memoria es extraño, raro y poco conocido. Esta será la base de nuestra inteligencia, sentido común y, muchas veces, la búsqueda de algo más.
Las Reconstructivas tocan esta dimensión fuera de lo aprendido y memorizado. Los límites se reconocen y nos proponemos de forma responsable a ir más allá, mucho más de la conciencia.

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